Los envases de cartón para bebidas y alimentos están presentes en nuestra vida desde hace décadas; tanto es así, que ya tenemos totalmente interiorizado que existan y, por ello, pasan desapercibidos sus beneficios para la conservación de alimentos: los envases de cartón para bebidas y alimentos aseguran la conservación de los mismos hasta 12 meses en perfectas condiciones sin necesidad de refrigeración, aditivos ni conservantes.
Además de los criterios indispensables de seguridad alimentaria y practicidad, los envases de cartón para bebidas y alimentos:
- Son fabricados con un 75% de fibra de madera, un recurso natural renovable. Es parte del compromiso de ACE: obtener materias primas de bosques gestionados de manera sostenible y, de cara a 2030, conseguir que el plástico que utiliza en su composición proceda únicamente de fuentes renovables o recicladas.
- Son transportados de manera más eficiente. Gracias a su diseño, ligero y compacto, es posible transportar más cantidad de envases de cartón para bebidas: ¡19.500 litros de leche por camión!
- Como consecuencia del punto anterior, el impacto de la huella de carbono es más bajo para las categorías de leche y zumo.
- Por último, son cómodos para su almacenaje y transporte, versátiles y fáciles de usar.
Qué son los envases de cartón para alimentos
También llamados ”briks”, los envases de cartón para bebidas y alimentos son un tipo de envase fabricado con alrededor de un 75% de cartón. En el resto de su composición encontramos polímeros y aluminio (de ahí su propiedad “multicapa”), que aseguran la protección del producto y mantienen intactas sus propiedades durante largo tiempo sin la necesidad de usar conservantes. Esta es su principal característica, junto con la resistencia a los golpes, la ligereza y el volumen justo, lo que optimiza el almacenamiento en hogares o comercios.
Esto es importante no solo a nivel de seguridad alimentaria, sino también por su impacto en el medio ambiente. De hecho, en 2019, la normativa (UE) 2109/904, que contempla la necesidad de dar prioridad a los productos sostenibles y no tóxicos, se diseñó para reducir el impacto en el medio ambiente y promover la transición hacia una economía circular en toda la Unión Europea.
El envasado aséptico
El envasado aséptico es cada vez más popular entre los fabricantes. El mercado por excelencia de este tipo de envasado es el de la leche y derivados lácteos, zumos y sopas, pero también se emplea muy habitualmente en sectores como el de la alimentación infantil y la alimentación especial (clínica y de personas de edad avanzada).
Esterilizar el envase es su principal función, pero no la única:
- Ofrece mayor estabilidad a distintas temperaturas, lo que facilita y hace más seguro el transporte.
- Reduce los cambios de textura, color y sabor, así como la pérdida de nutrientes.
- Supone una menor huella de carbono: es fácil de almacenar y transportar.
Ventajas y beneficios del envase de cartón para alimentos para el consumidor
Aunque su función principal es la de proteger el producto, es decir, prolongar su duración todo lo posible (hasta 12 meses en perfectas condiciones), los envases de cartón para bebidas tienen una ventaja muy notable: ayudan notablemente a evitar el desperdicio de alimentos.
Menos es más
En un envase de cartón para bebidas de unos 27 gramos de peso puede envasarse 1 litro de producto: zumo, leche o cualquier producto.
Practicidad
Por su diseño, es un envase cómodo para la vida diaria: es fácil de manipular, almacenar y plegar.Y para su reciclaje, solo requiere que los separemos en su contenedor correspondiente, el amarillo.
Trazabilidad y transparencia
Como ya apuntamos, la trazabilidad de este envase comienza desde antes de su fabricación. Además, gracias al etiquetado incorporado en el diseño, el consumidor puede acceder a toda la información importante para su consumo (ingredientes, modo de conservación, aporte nutricional, preparación…).
Cero riesgos Seguridad alimentaria
Es un envase impermeable a la luz y sumamente resistente al oxígeno y la humedad, por lo que puede evitar problemas derivados que perjudiquen a la conservación y calidad del alimento, o a la salud del consumidor.