De cara a reciclar los envases de cartón para bebidas, también conocidos como “briks”, probablemente te hayas preguntado en qué contenedor han de depositarse y por qué. La respuesta es el amarillo y el porqué se debe a su propiedad multicapa, esencial para la conservación de alimentos en perfectas condiciones hasta 12 meses sin necesidad de aditivos, conservantes ni refrigeración.
La leche, las bebidas vegetales, los zumos, los caldos preparados o el tomate frito son solo algunos ejemplos de los alimentos que consumimos habitualmente que llegan hasta nuestros hogares gracias a este tipo de envases. Una vez que han hecho su servicio, es nuestra responsabilidad que sigan su proceso de reciclaje para dar una segunda vida a sus materiales.
Lo primero que tenemos que tener claro es que este tipo de envases están fabricados mayoritariamente de cartón (un 75% de su composición lo es), pero también cuentan con un 25% de polietileno y aluminio para crear esa capa que dé estanqueidad por un lado, y proteja a estos alimentos de la luz, el oxígeno y contaminantes por otro.
Viable y con más de 20 años de experiencia: así es el proceso de reciclado del cartón bebida
A pesar de que su composición es mixta, los cartones para bebidas son reciclables. El proceso que llevan a cabo en la planta de reciclaje es el siguiente:
- En una planta de selección, los envases de cartón para bebidas se separan del resto de residuos de envases.
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Los residuos obtenidos se llevan a una planta de reciclado de envases de cartón para bebidas donde son enviados, mediante una cinta transportadora, hasta un gran tambor donde se agitan y mezclan con agua durante un determinado tiempo (entre 15 y 45 minutos) con el fin de separar la parte de cartón de la de polietileno y aluminio para que continúen su proceso por separado.
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El cartón continúa su proceso para volver a ser válido para fabricar envases o embalajes. Para ello, se tritura hasta hacer un pasta cuyo color se homogeniza posteriormente. Esta pasta se coloca en una lámina con grandes planchas para secarse a presión y acabar resultando papel reciclado de alta calidad tipo kraft, base para bolsas de papel o hueveras entre otros.
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El plástico y el aluminio también se pueden reciclar mediante diferentes procesos mecánicos o químicos. Hay numerosos ejemplos de productos fabricados a partir de los materiales reciclados resultantes de estos procesos de reciclado, por ejemplo: bolígrafos, fundas para móviles, dispensadores de servilletas, palés, papeleras, bancos, dispensadores de hidrogel, todo tipo de mobiliario urbano… También es posible utilizarlo en diversos usos para la construcción.
Con el sencillo gesto de reciclar se pone en marcha este proceso que funciona desde hace más de 20 años y supone apostar por el cuidado del planeta y la economía circular.