En 2021 ACE a nivel europeo plasmó sus compromisos de cara a alcanzar en 2030, en línea con la Agenda establecida a nivel internacional para frenar los efectos del cambio climático y no superar el límite de 1.5 grados de temperatura global anual.

Entre los objetivos se encuentra que el 100% de los envases estén fabricados a partir de materiales renovables y/o reciclados, que la tasa de reciclaje de envases de cartón para bebidas sea del 70% y poner medidas para alcanzar la neutralidad de emisiones en toda su cadena de valor. En esta línea, ACE y sus miembros, tanto productores de cartón para bebidas (Tetra Pak, SIG y Elopak) como proveedores de cartón (Stora Enso y Billerud) han creado una guía de diseño de reciclaje para ofrecer información técnica sobre la reciclabilidad de los envases para contribuir a una economía circular baja en carbono.

Lo primero: ¿qué significa reciclabilidad?

Al hablar de que algo es reciclable nos referimos a que, evidentemente, se puede reciclar, es decir, que un material usado puede ser tratado para transformarse en otro que pueda utilizarse nuevamente. Sin embargo, este término abarca - o tiene que hacerlo - mucho más.

Según la Fundación Ellen McArthur, organización creada en 2010 para acelerar la transición a una economía circular, un envase (o uno de sus componentes) es reciclable si demuestra que la recolección, clasificación y reciclaje tras el consumo funcionan de manera exitosa en la práctica y a escala. Es decir, no solo el material tiene que tener la capacidad de ser reciclado, sino que tienen que existir las estructuras de recogida y tratamiento necesarias para cumplir con este proceso.

Cómo tiene que ser un un envase de cartón para bebidas para ser reciclable

Los envases de cartón para bebidas se componen de un 75% de cartón, un 21% de polímeros y un 4% de aluminio.

Esta estructura asegura la perfecta conservación de las bebidas y alimentos sin necesidad de refrigeración y, además, son reciclables de acuerdo a su composición. Sin embargo, si atendemos a la definición anterior, no se trata del único aspecto a tener en cuenta a la hora de diseñar un envase.

La capacidad de los sistemas de clasificación y las tecnologías de procesamiento se encuentran en permanente cambio, lo que puede influir de manera muy positiva en la cadena de valor del reciclaje. ACE y sus miembros estamos comprometidos a seguir de cerca todos aquellos avances en recolección, clasificación y reciclaje para continuar desarrollando y revisando sus envases en consecuencia.

Esta guía contiene un sistema de autoevaluación basado en el método del Instituto cyclos-HTP que se basa en una serie de estándares para medir de manera cuantitativa la reciclabilidad de los envases. Entre estos requisitos se encuentran que el material reciclado que generen pueda reemplazar al material virgen, criterios específicos para cada material y evaluación cuantitativa de los posibles usos derivados.