La economía circular ha ido ganando popularidad en los últimos años como una respuesta necesaria y responsable a los desafíos ambientales y económicos. Cada año generamos más de 2.000 millones de toneladas de basura. Replantear el modelo de consumo actual, lineal y basado en "tomar, hacer, desechar", es fundamental para implementar una gestión adecuada de los residuos. Esto implica respetar el ciclo natural, donde nada se destruye y todo se transforma. Esa es la clave de la economía circular: maximizar los recursos a partir de tres conceptos clave: reducir, reutilizar y reciclar.
Del lineal al circular: Repensando el modelo económico para un futuro sostenible
La economía circular propone diversas estrategias para lograr la transición hacia un modelo más sostenible: uso de energías y materiales renovables, recuperación y conservación de los ecosistemas, promoción de la ecología industrial, prolongación de la vida útil de los productos y reutilización o reciclaje de materiales al final de su vida útil.
Con los datos aportados al inicio, es esencial potenciar una economía circular baja en huella de carbono, dar un paso más en la economía circular por parte de las industrias.
Pero, ¿cómo pueden reducir su impacto ambiental las empresas? Existen algunas soluciones eficaces: uso eficiente de los recursos energéticos, adopción de energías renovables, empleo de materiales respetuosos con el medio ambiente y gestión adecuada de los residuos, por mencionar algunos ejemplos.
La oportunidad de un cambio: rediseño de productos para un cambio significativo
En 2022 se reciclaron 1 627 313 toneladas de envases domésticos, de los cuales 112 431 toneladas eran envases de cartón para bebidas o alimentos.
Según la Fundación Ellen MacArthur, entidad benéfica comprometida con el desarrollo de este sistema de producción y consumo, reciclar es una parte importante del modelo circular, pero tenemos que ir más allá: la clave está en repensar los productos para que cumplan con los criterios de eficiencia y sostenibilidad. En este sentido, cabe destacar el aporte de la industria de envases de cartón para bebidas y alimentos:
- Están fabricados con un 75% de fibra de cartón -es decir, material de origen renovable- proveniente de bosques gestionados de manera responsable. Esta elección consciente contribuye a la preservación de los recursos naturales y reduce la dependencia de fuentes no renovables.
- Son reciclables. El proceso de reciclaje de los envases de cartón para bebidas comienza una vez que son desechados en los contenedores amarillos; desde allí se transportan a plantas de reciclaje donde son triturados y mezclados con agua para separar las fibras de cartón del resto de materiales. El resultado es una segunda vida como papel de embalar, cajas de cartón o muebles, por ejemplo.
- Son ligeros y resistentes. Aproximadamente 27 gramos de cartón pueden contener hasta 1 litro de producto. Esta característica facilita el transporte y almacenamiento eficiente, lo que, a su vez, contribuye a reducir la huella de carbono en la cadena de suministro.
- Evitan el desperdicio alimentario. Gracias a su capacidad de conservación, los alimentos pueden mantenerse en perfectas condiciones durante aproximadamente 12 meses, sin necesidad de utilizar conservantes, aditivos ni refrigeración.
Los miembros de ACE —SIG, Tetra Pak y Elopak— hemos establecido en nuestra hoja de ruta, para 2030, de ofrecer el envase más sostenible y con mayor capacidad de adaptación que sea renovable, con huella positiva para el clima y circular.